(Por Silvina Pérez, July Arcia, Maria de los Angeles Osorio, Georjay Romero y Jeffrey Morales)
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades…”
Partiendo de este pensamiento del Libertador de la Patria, Simón Bolívar, consideramos que los niveles de corrupción están llevando a la miseria a nuestros pueblos, y que está a su vez es generada por la corrupción representa en falta de valores éticos, morales, un desapego y falta de amor por la patria y desprecio a la condición humana, lo que se convierte para la sociedad en que vivimos en un reto, ya que la corrupción no es algo circunscrito a la cantidad de dinero perdido sino al hecho anti ético y por ello tenemos que aumentar los niveles de moralidad, lo que hace que este reto sea aún mayor; ¿Cómo inculcar valores en la niñez y en los adolescentes, cuando somos los mismos adultos los que carecemos de estos? ¿Será que tendríamos que empezar por nosotros mismos? o ¿Será posible aumentar los niveles de transparencia en las gestiones de gobierno a todo nivel?, ello bien lo plantea el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) en su Congreso Internacional sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Panamá, 28-31 Oct. 2003, que discute la transparencia como limitante.
Se debe tener claro que la ética es una actitud, una reflexión individual sobre la libertad propia en relación con la libertad de los demás y con la libertad social en que nos manejamos. Es necesario que la ética se entienda como un asunto individual de cada persona, en donde cada cual debe desarrollar y vigilar sus libertades propias, pues la ética no debe ser vista como un intermediario que trabaja en pro de las soluciones políticas o como la vía más indicada para mantener la paz social, ésta se mantiene con buenas instituciones políticas, públicas, jurídicas, que se reflejan en el buen funcionamiento de la economía y por ende en el bienestar colectivo. Por ello es imperioso precisar las diferencias esenciales entre ética y política, ya que ligar los términos y concluir que la ética es el remedio milagroso ante los males políticos, sería caer en una concepción totalmente errada.
A la pregunta ¿Con el uso de la ética estamos garantizando la disminución de la corrupción?, debemos tener presente que el núcleo central de la valoración ética que debe resguardar la democracia, se basa en que la ética es siempre de la persona. La ética es una relación que intenta mantener el tú a tú, lo humano por lo humano. La principal tarea de la humanidad es producir más humanidad, una humanidad más consciente de los requerimientos del ser humano; solidaridad, amistad y lo que une la relación entre los seres humanos, el amor por los demás.
Si bien, muchas preguntas quedan sobre el tapete a la hora de plantear el tema transparencia, hay que tener conciencia de la realidad; existe una relación inversa entre corrupción y transparencia, a menor corrupción mayor transparencia y viceversa. La valides de esta apreciación se evalúa con algunos casos locales e internacionales, tanto de empresas públicas como privadas, donde la corrupción de las organizaciones ha sido mantenida en secreto, incluso se les han mentido a los accionistas y no han sido transparentes con la sociedad.
Latinoamérica es una región donde hay poca transparencia y donde la gobernanza presenta muchas carencias no sólo en la teoría sino en la praxis. Esta afirmación es verdadera si se considera que ésta es la región más desigual del planeta, tal como es reflejado en el Coeficiente Gini, y aunque en nuestro país ha disminuido la brecha, la mayoría de los países son subdesarrollados como una consecuencia directa de la corrupción, (entendiéndose como corrupción la malversación de fondos, las comisiones, los sobreprecios de obras, el absentismo laboral, la indiferencia ante los problemas sociales, la negligencia, la viveza criolla etc.) la cual causa daños intangibles al capital social, perjudica los valores sociales, frena el desarrollo y la economía, aumenta los costos operacionales de las empresas y afecta la calidad de vida de los más pobres. Pero el fenómeno de la falta de transparencia y la mala gobernanza se ha presentado también en países desarrollados como Estado Unidos con el caso Enron y la crisis inmobiliaria aunada a la bancaria, en España con los “guisos inmobiliarios” como el de Marbella, en Italia con las mafias, etc.
Pero bien lo dice Kliksberg de una manera bastante alentadora, hay que emprender la lucha para mejorar los mecanismos de la transparencia. En línea con lo mencionado pensamos que, a pesar de que en el video no se hace referencia directa a la gobernanza, la misma es fundamental para el cumplimiento tanto de los valores éticos como para un incremento de la transparencia. La transparencia es un elemento constitutivo de la gobernanza, si hay una buena gobernanza, hay más transparencia. Si hay transparencia, la organización mantiene su buena imagen en el mercado lo que se convierte en una ventaja competitiva.
El reto de las empresas del Siglo XXI, según Howard, G. (2008) es integrar en cada gerente cinco modos de pensar: la mente disciplinada, la mente sintetizante, la mente creativa, la mente respetuosa y la mente ética. Como se puede notar estas mentes del futuro se refieren a temas que harán a las empresas sostenibles en el tiempo y que se pueden resumir en la palabra valores. De allí, que el reto de las organizaciones en el siglo XXI es desarrollar la estrategia de los valores para ser competitivas.
Al mismo tiempo, y consideramos lo más importante, la sociedad y sus instituciones deben inculcar valores éticos y morales, de otro modo su actuar no dejará de convertirse en un circulo vicioso; Falta de valores = Corrupción = Pobreza = Delincuencia = Falta de Valores, y bien lo recalca el profesor Kliskberg en su conferencia, el pueblo juega un papel fundamental en esta tarea y haciendo alusión a Venezuela, consideramos que con la implementación en la Constitución de 1999 donde pasamos de ser una democracia representativa a una democracia participativa, formalmente al pueblo se le otorga en rango constitucional, herramientas nuevas, entre ellas el control social, para controlar, vigilar, supervisar la gestión administrativa de nuestros representantes locales. Es una herramienta que bien utilizada se puede convertir en un mecanismo de transparencia para evitar la corrupción en algún grado (esperamos sea muy alto).
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