La Gerencia Social tiene su fundamento en dos puntos básicos; la ética y los valores, con el propósito de beneficiar a la mayoría.
La palabra ética viene del griego ethos, que significa costumbre y la palabra moral viene del latín mos, moris que también significa costumbre. La ética está totalmente unida a otra disciplina filosófica denominada axiología o teoría de los valores.
La ética no puede prescindir de la noción de “valor”, las normas que conforman el mundo moral implican valorizaciones o apreciaciones que nos permiten formular el concepto de lo que bueno y malo.
La génesis del valor humano se desprende del vocablo latín Aestimable que le da significación etimológica al término primeramente sin significación filosófica. Pero con el proceso de generalización del pensamiento humano, adquiere su interpretación filosófica. Aunque es solo en el siglo XX cuando comienza a utilizarse el término axiología (del griego axia, valor y logos, estudio).
En los tiempos antiguos los problemas axiológicos interesaron a los filósofos, por ejemplo: desde Sócrates eran objetos de análisis conceptos tales como "la belleza", "el bien", "el mal". Los estoicos se preocuparon por explicarse la existencia y contenido de los valores, a partir de las preferencias en la esfera ética y en estrecha relación, por tanto, con las selecciones morales, hablaban de valores como dignidad, virtud.
Max Scheler fue el filósofo que más abordó el tema. Para él los valores son cualidades de orden especial que descansan en sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento de valor es una capacidad que tiene el hombre para captar los valores. Para Scheler: "el hombre es hombre porque tiene sentimiento de valor".
De tal forma los valores no existen fuera de las relaciones sociales, de la sociedad y el hombre. El valor es un concepto que por un lado expresa las necesidades cambiantes del hombre y por otro fija la significación positiva de los fenómenos naturales y sociales para la existencia y desarrollo de la sociedad. En este punto, aclaremos, la diferencia entre "hecho" y "valor". La característica del "hecho" reside en la objetividad del juicio y las características del "valor" en la subjetividad del mismo. Cuando olemos una flor, por ejemplo, afirmamos: "Eso es una flor", estamos expresando un juicio de hecho; si decimos: "esa flor es bonita" estamos emitiendo un juicio de valor. El juicio del valor de verdad, de bien y de belleza se realiza cuando existe un estímulo intelectual, volitivo y emocional; en este caso, el papel de la emoción es fundamental.
Los juicios objetivos de hecho, al contrario, son principalmente fenómenos intelectuales sin ningún estímulo emocional significante. La emoción y el intelecto está claro que no pueden ser allanados. Cuando las emociones de una persona son estimuladas positivamente por un objeto, se puede afirmar que tal objeto posee un valor para ella. Un objeto que no la estimule significativamente no revela valor alguno.
La sociedad como un todo, al internalizar la importancia de su propio desarrollo como un estimulo positivo le dará valor a su futuro y la ética será su guía, es por tanto, función de los investigadores aportar sus buenos oficios para que se den de la mejor manera las condiciones para ello.
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